30 años distribuyendo chuches
¿Estás cansado de buscar proveedores de chuches de confianza en internet?
En Distribuidora Arbesú somos el distribuidor de chucherías al por mayor líder en el mercado nacional por nuestro amplio catálogo online de chucherías, trabajamos únicamente con los mejores fabricantes de chucherías del mercado y lo más importante: le garantizamos la entrega de sus golosinas en destino si tramita el pedido antes de las 14:00 horas (horario peninsular). Tras 30 años como proveedores de golosinas y chucherías, poseemos la red de distribución más rápida y eficiente del mercado, distribuyendo chucherías en bolsa, caja o al peso en menos de 24 horas. Distribuimos tanto a puntos de venta directa como a mayoristas y los pedidos pueden ser realizados a través de diferentes canales: desde los más tradicionales como el comercial de su zona o llamando al 985 263 552 y 985 263 553 como a través de nuestro comercio electrónico o mediante WhatsApp en el 607 225 444. No esperes más y dese de alta como usuario para poder disfrutar de todas las ventajas de trabajar con el principal mayorista de chucherías nacional.
Por su amplísima variedad de colores, sabores y texturas, las chucherías y golosinas conforman uno de los productos con mayor demanda dentro del catálogo de cualquier kiosco. Pese a que su presencia es la más extendida, junto a la de la prensa escrita, la evolución de su demanda es prácticamente inversa a lo largo del tiempo. Si bien hasta hace poco se consideraba un producto cuyo cliente objetivo tenía un rango de edad acotado a los más jóvenes, la sociedad actual ya no estigmatiza el consumo de estos mini manjares dulces o salados entre los adultos. Como en Distribuidora Arbesú somos un mayorista de gominolas enamorado de nuestros productos, vamos a repasar juntos la historia de estas pequeñas delicias.
Su origen se pierde en el inicio de la humanidad moderna y su modo de vida nómada. Los homínidos de entonces se desplazaban en busca de recursos o un clima más apacible, recorriendo grandes distancias mientras cargaban con enseres y ropa de abrigo. Por ello, necesitaban alimentos que les aportasen la mayor cantidad posible de energía sin que eso se tradujera en raciones voluminosas o que necesitasen de una confección laboriosa que los ralentizase. De esta manera, aprovechaban la pulpa de frutas dulces, algunos cereales o, en el mejor de los casos, un buen panal de miel, que también se utilizaba como conservante para otros alimentos, por lo que se puede afirmar que dio origen a los primeros dulces consumidos por el ser humano.
Con el paso del tiempo y el desarrollo tanto de la tecnología como de las técnicas culinarias, tenemos conocimiento por escrito de la aparición los primeros dulces elaborados a partir de alimentos ricos en glucosa. Ya en Roma, la élite de la sociedad culminaba sus banquetes con el consumo de piezas dulces extraídas de la caña de azúcar (del latín “Canna Melis”), dando origen a los postres dulces o caramelos. Más al Este, también existen dataciones acerca de manjares a partir de jarabes como el almíbar en la antigua Persia o la India. Su descubrimiento, al igual que la penicilina, se produjo por accidente, ya que una princesa llamada Valentina olvidó en el fuego una olla con frutas y azúcar en agua y, a su regreso, encontró un mejunje al que bautizó como “Amybah” (del árabe “Mey-be” o néctar de membrillo).
Esta obtención de almíbar mediante la cocción de alimentos y azúcar en agua ha sido perfeccionada hasta nuestros días, desde su primera aparición documentada en Arabia hasta la producción industrializada actual. En el camino, como si de un ser vivo se tratase, ha ido sufriendo diferentes mutaciones para endulzar tantos paladares como ha sido posible. La fórmula de cocción original se ha visto alterada tanto en la proporción de sus ingredientes como en el tiempo que estos están al fuego. Así, una mayor concentración de azúcar da lugar a caramelos más duros, mientras que las recetas que añaden leche o vinagre a la mezcla, obtienen un sabor más dulce o ácido, respectivamente.
La producción y distribución dulces y gominolas a pequeña escala es más reciente, de principios del S.XIX, y se da en pastelerías y cafeterías como acompañante de tés e infusiones. Tendrán que transcurrir varias décadas para que tengamos noticias de la comercialización y producción a gran escala de alimentos basados en el almidón de la patata y otros productos gelatinosos, situándose su primera fábrica conocida alrededor de 1850 en el estado norteamericano de Illinois. El aumento del consumo de dulces y su integración en la dieta cotidiana de la ciudadanía fue aprovechada por los grandes productores de conservas para recalibrar su maquinaria y comenzar la venta a granel de golosinas y chucherías por todo Estados Unidos e Inglaterra. La Europa continental veía con recelo el tratamiento industrial de las gominolas y tardó varias décadas en pasar del modelo de producción artesanal al industrial siendo España una de las últimas en incorporarse, allá por 1930.
Pero no todo es endulzar (o saltear) el paladar en gelatina o almíbar. En Distribuidora Arbesú nos tomamos las chuches muy en serio y entendemos que siempre hay lugar para un consumo responsable. Las gominolas están hechas a base de compuestos con un alto valor energético, pero hay otras formas de fabricación y por ello hemos incluido en nuestro catálogo una sección de caramelos bajos en azúcar, así como gominolas confeccionadas a partir de gelatinas, yogurt y con una cantidad menor de aditivos, lo que las hace un producto ideal para quienes quieran cuidar su dieta sin renunciar a estas pequeñas delicias.